Quiérete todos los días.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Nightmares

Te creí.
Cuando me hiciste soñar con cielos oscuros iluminados por faros lejanos. Pude verme dentro de un avión en sueños y sintiendo tu respiración en mi hombro contemplar juntos París anochecer, sobrevolando todo lo que un día soñabamos conocer, pero juntos.

Estoy cansada de secarme los ojos con las manos ásperas por el frío que has dejado y las uñas despintadas. Mi vida ahora la vive otra persona diferente, que sonríe menos, que no disfruta paseando, que se olvida de fijarse en los detalles, que no deja propina ni desea que pasen un buen día a los que me sirven el desayuno. Ahora canto más en el coche por quitarme los nudos de la garganta y respirar.
El invierno se ha anticipado en mis pulmones y en el que bombea. Me da vértigo hablar de él, por si en cualquier momento se para y dejo de respirar.
Doscientos disparos al día son muchos disparos. En mi interior siento un bombardeo de emociones que no consigo neutralizar, y la cabeza me estalla. El cuerpo se desploma ante tal apocalipsis y mi mundo se acaba aquí mismo...
Me olvido de respirar porque hay tantas cosas en las que pensar que el organismo no me aguanta. Me buscas la sonrisa y la encuentras, pero búscala en el interior y encontrarás mi vacío emocional. Cuerdas que se tambalean y se aflojan, las de mi garganta, presionadas por un nudo que impide respirar con normalidad. Casi siempre son las lágrimas las que te recuerdan que sigues vivo y sientes. No todo es gris, el cielo sigue azul, y todos nos levantamos a las 08:15 para ir a trabajar, pero, ¿qué nos queda por dentro? somos almas que viven automáticamente, y sin sentido de vivir. Diría que conservo un alma, no sé si es la mía o prestada pero se encuentra dañada. Desequilibrio emocional circulando por venas y arterias simultáneamente. La idea de no poder volver a los lugares que nada tienen que ver contigo pero un día conociste conmigo me sigue destruyendo. Tus manos reflejadas en otras manos. Cada decepción en mis oídos provocada por tus palabras, no eres consciente de nada. El error es mío, por creer en lo increíble, y no predecir lo predecible.
Sólo tengo miedo al escudo, a subir un nivel de dificultad para la conquista, y dejarme secuestrar por las sábanas. No encontrar salida y sólo precipicios.


Todos los días hay que subir la persiana para ver que se ha hecho de día, que existe otra oportunidad para avanzar y nos animan a vivir. La manera de hacerlo, es cosa nuestra.


*Pensamientos que tirarías a la basura si fuesen papel, y eso hago aqui.

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